La nueva Xbox One X fue presentada durante el E3 2017, luego de meses de rumores y especulaciones sobre el proyecto conocido como “Project Scorpio”. Así Microsoft presentó “la consola más potente jamás creada”, que a pesar de tener muy buenas especificaciones no logró impresionar bastante con sus juegos.
El diseño de la Xbox One X destaca por ser muy parecido al de la Xbox One S, pero es todavía más pequeña y más potente. Lo cierto es que está nueva y poderosa consola no es considerada como una consola de próxima generación, sino que el mismo Microsoft la catalogó como una actualización mayor con respecto al modelo anterior.
Una de las características más llamativas de esta consola es que ofrece gráficos en ultra alta definición 4K, además de que puede mejorar el rendimiento de juegos hechos para generaciones pasadas gracias a la retrocompatibilidad que tienen algunos juegos de 360 y One original.
Especificaciones de la Xbox One X
La consola de Microsoft presume tener especificaciones técnicas más potentes que las de su principal competidor: PlayStation 4 Pro. Nos muestra una CPU de ocho núcleos x86 a 2,3 GHz, una GPU hecho a la medida que va a 1172 MHz y tiene 40 unidades de computación, alcanzando los 6 teraflops promedio, 12 GB de RAM DDGR5 y un disco duro de 1 TB. Sin olvidarnos del lector de Blur-Ray UHD que nos permite ver todas las películas 4K que queramos. Todas estas especificaciones hacen que está nueva consola sea aproximadamente un 40% más potente que el modelo anterior.
Con tal potencia, Microsoft tuvo que implementar un sistema de refrigeración que no se había visto en ninguna consola: Cuenta con un disipador de calor con una cámara de vapor muy parecida a la que tienen las tarjetas gráficas como la GTX 1080. Esta refrigeración líquida cuenta con un ventilador centrífugo que puede recordarnos en su funcionamiento a un turbocompresor, este será el encargado de mantener los componentes a una temperatura adecuada, cosa importante ya que en la generación pasada de consolas vimos problemas de este tipo.
El hecho de que esta consola vaya a recibir exactamente los mismos juegos que la Xbox One original indica que no se verá una gran diferencia gráfica en los juegos, aunque mejoran gracias a la 4K y al aumento de frames por segundos en algunos títulos. En cuanto a la conectividad nos encontramos con lo esperado en una consola destacando 2 puertos HDMI y 3 puertos USB 3.0, el resto de conexiones también son las típicas de este tipo de dispositivos con un puerto de cada tipo.